Lo
más difícil estaba hecho, lo había conseguido: detuvo el tiempo en un instante
feliz de sus existencias. Era cuando él aún la quería, cuando le dedicaba cálidos
suspiros y palabras de amor, cuando ella amaba todo lo que conocía de él, cuando
las manos de ambos aún eran para acariciar.
No
tuvo tiempo de meditarlo apenas, todo fue muy inesperado, pero en un sublime
chispazo de lucidez comprendió lo que debía hacer antes de irse y se empeñó con
ganas. Ya se sabe que el instinto de ser felices y de sobreponernos a la pena
más honda nos dota de poderes fantásticos. Era
la única manera de impedir que la bestia maltratadora y enferma de celos que llegó
a ser tomara cuerpo en su vida.
Tras
el feroz empujón cargado de ira perdió el equilibrio y chocó contra la encimera
de la cocina. El encontronazo hizo que retumbaran en su cabeza los recuerdos en
un revoltijo de alegrías y llanto. Pululaban veloces, desordenados, buscando
diluirse definitivamente en la inconsciencia. Pero ella luchó valiente hasta el
final y consiguió fijarlos en el punto exacto: cuando él aún la quería, cuando
aún le dedicaba cálidos suspiros y palabras de amor, cuando ella amaba todo lo
que conocía de él, cuando las manos de ambos aún eran para acariciar.
Así
todo fue para siempre como hubiera debido ser.
Julia C.
Código: 1506114307008
Fecha 11-jun-2015 8:00 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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Fecha 11-jun-2015 8:00 UTC
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