Ahora sé que no eran más que un
juego aquellos “te quiero”.
Tú los decías con voz profunda y
estudiada entonación, por ser galante, mientras paseabas tu verde mirada por mi
piel hambrienta de emoción.
Yo los decía por corresponder, por
no quebrar el encanto del momento con un silencio que hubiera podido parecer
inconveniente y hasta cruel.
Después de todo era una partida sin
apuestas, por el mero gusto de tentar a la suerte, y he de reconocer que no
hubo mano que no apuráramos gozosos hasta el amanecer. Ni el cansancio ni el
reloj pudo nunca arrebatarnos la voluntad de ser algo más que nosotros mismos,
aunque fuera a ratos perdidos.
Pero eran palabras huecas, como la
indiferencia nos mostró después, a la hora de la separación. Es fácil decir
ciertas cosas que aderezan coloridas las citas de alcoba; lo complicado es que
las rubrique también el corazón.
Sin heridos, sin tragedias, sin
aspavientos. Eran de mentira todos aquellos “te quiero” dichos con tinta seca y
lengua de papel.
Julia C.
Código 1510265626284
Fecha 26-oct-2015 19:11 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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