sábado, 12 de diciembre de 2015

El villano de la Navidad

Papá Niel


Poca gente conoce la historia que os voy a contar, pero es importante que estéis avisados.

Papá Noel, todos sabemos quién es, tiene un hermano gemelo llamado Papá Niel. Ambos son rechonchos, rubicundos y de tupida barba blanca, y ambos gustan de hacer regalos a niños y mayores. La diferencia entre ellos está únicamente en el color de sus calzones térmicos y en la intención que ponen a la hora de hacer sus presentes.

Mientras que Papá Noel reparte sus encargos con la ilusión de agradar a sus destinatarios y de avivar en ellos la ilusión por la Navidad, Papá Niel fabrica dulces y golosinas que tienen en quienes las degustan justo el efecto contrario: se vuelven apáticos, descreídos y dejan de celebrar la Navidad argumentando mil excusas: que es solo un pretexto comercial para consumir, que no tiene ningún sentido, que los villancicos son cancioncillas odiosas, que detestan ser felices por imposición, etc, etc, etc. A buen seguro que todos conocéis a alguna persona que ha comido de estos dulces terribles.

El caso es que el hermano de oscuro corazón, disfrazado y confundiéndose con los muchos imitadores que tiene Papá Noel por ese tiempo, consigue infiltrar en tiendas y pastelerías sus semillas de desencanto bañadas en caramelo. Y suerte que el servicio de contra-desilusión funciona bastante bien, porque si no seríamos muchos más los que habríamos caído bajo el nefasto influjo de su obra.

Quizás os estéis preguntando por qué no se hace algo al respecto, por qué no se encierra a Papá Niel bajo llave, por ejemplo, para evitar sus fechorías. La respuesta es muy sencilla: Papá Noel confía ciegamente en que finalmente, a pesar de los obstáculos, vencerá el espíritu de la Navidad.

No importa cómo y ni de qué manera, pero las felicitaciones sinceras, la alegría contagiosa de los niños, los buenos deseos hacia el prójimo y la calidez de los corazones solidarios se convertirán en una cadena contagiosa. Y no habrá dulce emponzoñado capaz de anular su mágico efecto. Está en nosotros formar parte o no de esa cadena.

Yo solo os puedo dar este consejo: prestad atención a esta historia y no comáis demasiados dulces en Fiestas.

Julia C. 

Código 1512126005986
Fecha 12-dic-2015 11:00 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0

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