viernes, 11 de diciembre de 2015

Malena es nombre de mujer (IV)



Me gustaría dedicar este capítulo, con todo el cariño, a Sentir la Poesía. Ella es una fiel seguidora del relato y una persona sensible que con su fe inquebrantable en el amor, espera lo mejor para Malena y me hace esperarlo a mí también. 

Malena y Tonio


Los comienzos de toda pareja son los momentos más dulces y románticos en la relación, cuando el amor aún no ha sufrido desgaste alguno y la ilusión corre a raudales por las venas, como la misma sangre. Para Malena y Tonio las cosas fueron algo diferentes; ellos tenían muchos obstáculos que superar.

La chica contaba con unos escuálidos ahorros que había ido reuniendo a duras penas y él sacó lo que pudo vendiendo algunos efectos personales valiosos que ya no tendría ocasión de usar. Seguramente no iba a jugar al golf en una temporada, ni vestiría esmoquin, ni usaría sus flamantes botas de montar. Aunaron recursos, se mudaron a un pequeño apartamento que trataron de adecentar con más optimismo que resultados y allí comenzaron su nueva vida.

Tonio era un emprendedor nato y había decidido que tomaría las riendas de su nueva vida para ofrecerle a Malena todo lo que ella merecía; su deseo de hacerla feliz y de protegerla se convirtieron en su único acicate. Pretendía borrar, a fuerza de amor, toda la decepción y la ira contenida que revoloteaban alrededor de la chica como un aura oscura. Era muy consciente de tener una dura tarea por delante.

Durante un tiempo solo encontró trabajos muy por debajo de sus posibilidades y muy mal pagados, pero al menos le sirvieron para conocer bien su nuevo hábitat y para hacer los contactos que tan útiles le resultarían poco después en sus “negocios”. No en vano tenía conocimientos empresariales y un olfato innato, sin duda heredado de su padre, para las oportunidades. “El universitario”, como muy pronto empezaron a apodarle todos en el barrio, trabajaba muy duro durante el día pero se reservaba las noches para adorar en cuerpo y alma a Malena.

La joven, por su parte, dejó a un lado todos sus “asuntos” e intentó ser la mujer que debía para quien tanto había apostado por ella. También buscó empleos convencionales para aportar dinero en casa, pero siempre se topaba con el mismo escollo: en cuanto sus posibles contratadores la tenían delante, se mostraban mucho más interesados en ponerle las manos encima que en contar con sus servicios como empleada. En el mejor de los casos le proponían simultanear ambas cosas.

Nunca se lo contó a Tonio, por orgullo, pero tampoco aceptó nunca las propuestas de aquellos miserables. Si debía ser así, ella decidiría cuándo, con quién y por cuánto. No la obligarían a cambio de un empleo “decente”. La cruel ironía casi le producía nauseas. Se limitó a decirle que tenía muy mala suerte y que no encontraba nada, lo cual era cierto.

Respecto a sus sentimientos, era obvio que no se había embarcado en aquella historia en igualdad de condiciones con Tonio: uno iba a pecho descubierto y la otra se aferraba a una gruesa coraza. Las penalidades sufridas por Malena y su firme propósito de salir adelante a costa de lo que fuera, no constituían la mejor base para el amor de estreno, cándido y confiado, que Tonio le ofrecía. Bajar la guardia y dejarse llevar por el corazón era un error que podía salirle muy caro, y no estaba dispuesta.

Sin embargo, aunque reconocía abiertamente para sí que aceptó vivir con Tonio como una posible mejora en sus condiciones de vida, pronto descubrió que era muy difícil mantenerse firme en sus interesados propósitos. ¿Quién no se habría ablandado ante aquellos ojos azules que se iluminaban solo con mirarla, aquellos labios llenos y pecosos que la recorrían entera cada noche con devoción y aquellas manos grandes y fuertes cuyo dueño aseguraba que siempre estarían ahí para sostenerla? En ocasiones ella lo observaba dormir tras hacer el amor; mientras apuraba su pitillo, con la vista fija en su rostro tras una nube de humo, trataba de adivinarle intenciones ocultas. Luego recordaba que había renunciado a todo por ella y acariciaba sus relajadas y viriles facciones con algo muy cercano a la ternura.

Así pues conforme las cosas mejoraban poco a poco en el plano económico y su pequeño apartamento empezaba a parecer más un hogar que una pensión roñosa, ella comenzaba a sentir que verdaderamente estaba enamorada de Tonio y que podía corresponderle con sinceridad. Quizás era posible que también a ella le tocara un pedacito de felicidad en esta vida.

Julia C. 

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Código 1512115991276
Fecha 11-dic-2015 10:30 UTC
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