Me gustaría
dedicar este capítulo, con todo el cariño, a Sentir la Poesía. Ella es una fiel seguidora
del relato y una persona sensible que con su fe inquebrantable en el
amor, espera lo mejor para Malena y me hace esperarlo a mí también.
Los
comienzos de toda pareja son los momentos más dulces y románticos en la
relación, cuando el amor aún no ha sufrido desgaste alguno y la ilusión corre a
raudales por las venas, como la misma sangre. Para Malena y Tonio las cosas
fueron algo diferentes; ellos tenían muchos obstáculos que superar.
La chica contaba
con unos escuálidos ahorros que había ido reuniendo a duras penas y él sacó lo
que pudo vendiendo algunos efectos personales valiosos que ya no tendría
ocasión de usar. Seguramente no iba a jugar al golf en una temporada, ni
vestiría esmoquin, ni usaría sus flamantes botas de montar. Aunaron recursos,
se mudaron a un pequeño apartamento que trataron de adecentar con más optimismo
que resultados y allí comenzaron su nueva vida.
Tonio era
un emprendedor nato y había decidido que tomaría las riendas de su nueva vida
para ofrecerle a Malena todo lo que ella merecía; su deseo de hacerla feliz y
de protegerla se convirtieron en su único acicate. Pretendía borrar, a fuerza
de amor, toda la decepción y la ira contenida que revoloteaban alrededor de la
chica como un aura oscura. Era muy consciente de tener una dura tarea por
delante.
Durante un
tiempo solo encontró trabajos muy por debajo de sus posibilidades y muy mal
pagados, pero al menos le sirvieron para conocer bien su nuevo hábitat y para
hacer los contactos que tan útiles le resultarían poco después en sus
“negocios”. No en vano tenía conocimientos empresariales y un olfato innato,
sin duda heredado de su padre, para las oportunidades. “El universitario”, como
muy pronto empezaron a apodarle todos en el barrio, trabajaba muy duro durante
el día pero se reservaba las noches para adorar en cuerpo y alma a Malena.
La joven,
por su parte, dejó a un lado todos sus “asuntos” e intentó ser la mujer que
debía para quien tanto había apostado por ella. También buscó empleos
convencionales para aportar dinero en casa, pero siempre se topaba con el mismo
escollo: en cuanto sus posibles contratadores la tenían delante, se mostraban mucho
más interesados en ponerle las manos encima que en contar con sus servicios
como empleada. En el mejor de los casos le proponían simultanear ambas cosas.
Nunca se
lo contó a Tonio, por orgullo, pero tampoco aceptó nunca las propuestas de
aquellos miserables. Si debía ser así, ella decidiría cuándo, con quién y por
cuánto. No la obligarían a cambio de un empleo “decente”. La cruel ironía casi
le producía nauseas. Se limitó a decirle que tenía muy mala suerte y que no
encontraba nada, lo cual era cierto.
Respecto a
sus sentimientos, era obvio que no se había embarcado en aquella historia en
igualdad de condiciones con Tonio: uno iba a pecho descubierto y la otra se
aferraba a una gruesa coraza. Las penalidades sufridas por Malena y su firme
propósito de salir adelante a costa de lo que fuera, no constituían la mejor base
para el amor de estreno, cándido y confiado, que Tonio le ofrecía. Bajar la
guardia y dejarse llevar por el corazón era un error que podía salirle muy caro,
y no estaba dispuesta.
Sin
embargo, aunque reconocía abiertamente para sí que aceptó vivir con Tonio como
una posible mejora en sus condiciones de vida, pronto descubrió que era muy
difícil mantenerse firme en sus interesados propósitos. ¿Quién no se habría
ablandado ante aquellos ojos azules que se iluminaban solo con mirarla, aquellos
labios llenos y pecosos que la recorrían entera cada noche con devoción y
aquellas manos grandes y fuertes cuyo dueño aseguraba que siempre estarían ahí
para sostenerla? En ocasiones ella lo observaba dormir tras hacer el amor;
mientras apuraba su pitillo, con la vista fija en su rostro tras una nube de
humo, trataba de adivinarle intenciones ocultas. Luego recordaba que había
renunciado a todo por ella y acariciaba sus relajadas y viriles facciones con
algo muy cercano a la ternura.
Así pues
conforme las cosas mejoraban poco a poco en el plano económico y su pequeño
apartamento empezaba a parecer más un hogar que una pensión roñosa, ella
comenzaba a sentir que verdaderamente estaba enamorada de Tonio y que podía
corresponderle con sinceridad. Quizás era posible que también a ella le tocara un
pedacito de felicidad en esta vida.
Julia C.
Si quieres leer la continuación pincha aquí
Código 1512115991276
Fecha 11-dic-2015 10:30 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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