Habíamos llegado a un acuerdo, o
eso creía yo: “idos unos días si queréis; yo estaré ocupada y no os necesito.
Es tonto que perdáis el tiempo conmigo porque no os podré atender”
Ellas asintieron a coro, unas más
sonrientes que otras, alguna incluso con el ceño fruncido no entiendo por qué:
vacaciones son vacaciones.
Cogieron sus escasas y
estrambóticas pertenencias y salieron de mi casa. Las vi marcharse entre
neblinas de colores sin prestar mucha atención, lo reconozco; y sin sentir mucho
pesar, eso también lo reconozco. Al fin y al cabo la idea era reencontrarnos al
poco, justo después de las fiestas.
Pero las fiestas han terminado, yo
ya lo tengo todo preparado para el reencuentro y sin embargo ellas no vuelven. Ahora
comprendo que quizás no tuve demasiado tacto a la hora de despedirlas, quizás
no les di las gracias debidamente por todo lo que hasta ese momento habíamos
compartido, quizás no pensé más que en mí sin detenerme a analizar lo que para
ellas podía suponer la separación. Tantos “quizás” que ahora me pesan como una
losa y por los que estoy pagando el precio.
He usado todos los trucos que
conozco: invocarlas en silencio con los ojos cerrados frente a mi ordenador; usar
sus ambientadores favoritos, esos que nunca fallaron a la hora de la inspiración
evocativa; tratar de dormirme con ellas en el pensamiento de forma consciente; observar
todo a mi alrededor con detenimiento, escudriñando detalles que pudieran
disparar como gatillo el argumento de una nueva historia; releer viejos textos a
medio terminar, esos que inconstantes me susurraron al oído justo antes de
cambiar el rumbo de sus sugerencias, dejándolos
incompletos y con algún miembro narrativo de menos.
Nada, las Musas ya no revolotean
como solían por mi casa y por mi mente. No hay nada que hacer al respecto.
Estoy por salir a pegar carteles
por el barrio, por si alguien puede darme razón de su paradero, pero quizás
terminara en un psiquiátrico donde jamás me encontrarían. No, no quiero
arriesgarme. Solo me queda esperar.
Si alguien tiene una sugerencia o
puede prestarme temporalmente a sus musas… He aprendido la lección y de ahora en adelante prometo
tratarlas muy bien.
Julia C.
Código 1601136242815
Fecha 13-ene-2016 13:25 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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