viernes, 16 de junio de 2017

Las flores de su funeral



Relato escrito para el IV certamen literario convocado por Vérsame Mucho a través de Radio Mandala y la Comunidad Relatos Compulsivos, Comunidad ésta última donde resultó ganador.





Todo había terminado pero los asistentes parecían reticentes a marcharse. Exhibían sus elegantes ropas negras entre las lápidas como lo que eran, cuerpos vivos pero sin alma; quizás por eso se encontraban tan cómodos allí.

Muchos se agruparon en corrillos para murmurar, revestidos de prejuicios y desconocimiento pero altaneros, como si tuvieran algún derecho a opinar siquiera. Supongo que la discreción y el respeto por el muerto eran un lujo que su ridiculez moral no podía pagarles. Yo les escuchaba casi en trance, a cierta distancia, dejando que sus punzantes palabras cayeran sobre mis hombros apesadumbrados como una lluvia de agujas diminutas.

“¡Qué espantosa tragedia haber encontrado el cuerpo días después del fallecimiento!, ¡terrible que no hubiera habido nadie a su lado para reconfortarle!, ¡gran afrenta a la dignidad el estado de descomposición de su carne expuesta al sol!, algún día tenía que pasar viviendo solo en pleno bosque, ya no tenía edad, ¡qué irresponsable!”.  

No veían más allá de sus narices, era evidente, y yo no lograba entender qué hacían en el funeral de mi padre, el único hombre verdaderamente libre que yo haya conocido nunca. Quizás es que sus verdaderos amigos y los amores de su vida, aquellos que realmente comprendían y compartían su forma de pasar por el mundo, no entendían de despedidas. Para ellos solo contaba la celebración de la vida.   

También murmuraban sobre mí, al parecer les ofendía mi vestido multicolor cuajado de flores: “¡pésima elección para un funeral!, ¡una atroz falta de respeto!”. Seguían sin entender nada, pero no me importaba. Yo sé que no habría podido rendirle mejor tributo a un hombre que murió como vivió, en comunión absoluta con la Naturaleza, y que nunca habría permitido que una sola flor fuera cortada para adornar su féretro.

Mi padre ya no está conmigo como solía, pero ahora forma parte de la brisa que me acaricia, la tierra que piso, el agua que viaja en las nubes; ahora él forma parte de todo cuanto amó y yo puedo seguir amándole a él a través de aquello en lo que se ha convertido. 

Julia C.



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