Eres mi vida y su única fuente de inspiración, por eso
ella también tuvo miedo de perderte y lloró con desespero palabras
emborronadas.
Sin pretenderlo hizo de menos mis lágrimas, que
resultaron insulsamente transparentes, y con lo negro de su negra tinta
impresionó tu alma de poeta.
No te quedaste porque me amaras, ni porque te
apiadaras del dolor de mi corazón, sino porque ella supo alimentar lo único que
de verdad te importa, tu ego.
Nunca una pluma quiso tanto a un hombre.
Nunca un hombre quiso tan poco a una mujer.
Código: 1505013989889
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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