III
Pareciera que la luz sucia y
mortecina de la sala de interrogatorios se resistiera a posarse sobre tal
belleza, manteniendo a la mujer en una extraña penumbra. Estaba demacrada por
el llanto y la falta de sueño, pero aún así era la mujer más bonita que
Martínez había tenido nunca delante.
-
¿Se da cuenta de
que no va a servirle de nada negarlo, srta. Alvarez? Tenemos pruebas.
-
Ya se lo he
dicho, yo no maté a mi hermana. Es cierto que fui al motel para hablar con
ella, pero le aseguro que estaba viva cuando me fui para preparar mi actuación.
-
¿De qué quería
hablar con ella? Tengo entendido que la relación era pésima, Carlota la estaba
chantajeando, ¿no es cierto?
-
Yo quería
arreglar las cosas, quería que dejara a Tobías, ese mal bicho que le sorbía el
seso, y que volviera conmigo. Estaba dispuesta a mejorar sus condiciones
económicas, pero no quería más notas de amenaza ni exigencias absurdas.
Martínez quería creerla, pero
también quería resolver el caso y ella era la principal sospechosa. Aparte de
un buen móvil para cometer el crimen encontraron evidencias de que había
llegado a las manos con su hermana. La acalorada conversación que varios
testigos oyeron y aquel pendiente de esmeraldas sin pareja tirado bajo la cama
gritaban “culpable” alto y claro. El inspector continuó con su interrogatorio.
-
Una cosa es
obvia, usted no pudo hacerlo sola. Dígame, ¿quién la ayudó a mover el cuerpo de
Tobías hasta el vertedero? ¿Por qué no lo dejó en la habitación junto al de su
hermana?
-
¡¿Pero qué está
diciendo?! preguntó ella con voz crispada. Yo no llegué a ver a Tobías aquella
tarde, no estaba allí. ¡No maté a ninguno de los dos! Y volvió a sollozar al
borde de un convincente desespero.
-
Está bien, ¿y qué
puede decirme de Rufus Ortega? ¿Se ha puesto en contacto con usted?
-
No, también se lo
he dicho ya varias veces. Cuando volví a mi hotel después de la actuación había
recogido todas sus cosas y se había marchado sin decir nada. ¿No comprende que
yo soy la víctima? Están tratando de implicarme, alguien quiere destruir mi
carrera y cargarme unos asesinatos que no he cometido, ¡¡no entiendo nada!!
El laberinto en el que se
había convertido aquel caso no tenía salida, ya que poco después apareció otro
oportuno testigo que oyó hablar por teléfono a la muerta después de que su
hermana saliera de la habitación dando un sonoro portazo; ventajas de las
paredes de papel.
Frustrado y confuso a Martínez
no le quedó más remedio que soltar a la srta. Álvarez, solo que ni la muerta
era Carlota ni la que quedaba en libertad era Magdalena...
IV
Artículo de prensa:
“Nena Blonde deja definitivamente los escenarios tras
el escándalo y se recluye en su casa de Malibú.
Al parecer la artista, destrozada por el trágico y reciente
suceso de la muerte de su hermana, deja la vida pública y se retira en compañía
de un nuevo amor. Muchos rumores sin confirmar circulan sobre el galán, de
nombre Roberto Prendes, pero parece que algunos medios le relacionan con el
temible clan mafioso de “Los Trinos”.
Todo apunta a que Nena y su nueva pareja se habrían
conocido meses atrás en un evento solidario y a que la atracción habría sido
manifiesta e instantánea. Qué equivocados estábamos todos al pensar que la
relación entre la cantante y el empresario Rufus Ortega iba viento en popa,
pero así es la vida de los famosos. ¡Desde aquí te deseamos mucha suerte en tu
nueva etapa, querida Nena!
Por cierto, nada ha vuelto a saberse del ex de la
artista.”
Carlota terminó de leer y dejó
el periódico bien doblado sobre la mesita auxiliar. A cambio tomó pensativa su combinado
de frutas y sorbió distraídamente a través de la pajita.
-
¿No vas a decirme
qué has hecho con Rufus, querido? Y pestañeó coqueta por si en algo pudiera eso
debilitar el silencio de su ceñudo amante. Era simple curiosidad morbosa y
malsana.
-
No quieres
saberlo, créeme. Solo debes saber que no va a volver y que no nos molestará. El
también bebió un sorbo de su copa y pareció relajar el gesto.
-
Lo que tú digas,
amor. ¿Sabes? Me gustaría tener tu sangre fría. Yo aún sueño con Tobías y toda
aquella sangre, con sus ojos espantados en el instante en que entendió que no
bromeaba y que iba a dispararle.
Meneó la cabeza absorta en
sus visiones y continuó hablando.
- Tú
me abriste los ojos y ya estaba harta de él, era una sanguijuela asquerosa,
siempre viviendo a mi costa. Aunque reconozco que cumplió bien su parte ideando
el cambio de identidades y atrayendo a Magdalena al motel para quitarla de en
medio.
-
Aprenderás a
controlar esos recuerdos y las pesadillas, como has aprendido todo lo demás
desde que estamos juntos. Estoy tan orgulloso de ti, cielito… Y se acercó a
besarla con una sonrisa felina en los ojos.
Ella le devolvió agradecida
el beso. Después de todo su ayuda había sido inestimable a la hora de redondear
el plan, atar los cabos sueltos y lograr confundir a la policía. Cuando se
separaron al fin ella le susurró al oído melosa.
-
No tengo voz para
cantar como mi hermana, pero hemos descubierto que tengo un gran potencial como
actriz, ¿verdad?
Sus risas al unísono resonaron
por todo el jardín compitiendo con los gorjeos de los pájaros tropicales.
Fin.
Código: 1504113821327
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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