sábado, 23 de enero de 2016

Malena es nombre de mujer (VII)



El “Luminous” estaba realmente resplandeciente, no habían escatimado en gastos ni esfuerzos para que aquella fiesta de fin de año resultara memorable. Lo cierto es que el negocio iba  bien y todos los socios habían estado de acuerdo en reinvertir parte de las ganancias en el propio club. Poco a poco lo estaban convirtiendo en un sitio de moda tanto para las actividades lícitas y legales como para las menos “transparentes”, que también atraían a un numeroso público. Era jugar con fuego y lo sabían, pero qué era la vida sin un poco de riesgo, pensaban ellos. Mucho habían cambiado las cosas desde que los habituales del local solo buscaban una esquina oscura donde beber hasta caer redondos al suelo.

Aún no habían abierto al público pero el personal al completo ya estaba allí dando los últimos toques y asegurándose de que todo marchara a la perfección. La orquesta hacía sus pruebas de sonido regalándoles fragmentos de melodías que conseguían apagar, por momentos, los susurros y el tintineante sonido del vidrio de copas y botellas, ahora bien dispuestas sobre la barra. La expectación estaba en el aire.

Malena fue la última en llegar porque se encontraba algo cansada y decidió apurar hasta el último minuto, pero su aparición no pasó desapercibida para nadie. Lucía un escotado vestido en color rojo sangre que contrastaba hipnotizadoramente con la blancura nacarada de su piel. Apenas si se había maquillado, a excepción de los labios que hacían juego con el vestido, y recurrió a un sencillo recogido del cabello para dejar al descubierto su estilizado cuello. Tampoco necesitaba de joyas para llamar la atención, ella tenía brillo propio, especialmente desde que había quedado embarazada. Esa era la gran noticia que la pareja quería dar a todos aquella noche.

Tonio fue a la puerta a recibirla, la besó brevemente en la mejilla y la acompañó, tomada con mimo de la cintura, hasta el centro de la pista. Se susurraron algo con complicidad, sonrieron, y después él pidió unos instantes de silencio. Todos acogieron la buena nueva con alegría sincera, todos excepto Gloria, que sintió como si la serpiente enroscada en su estómago desde hacía meses hubiera ascendido súbitamente hasta su garganta. El rostro le ardía de ira y sus ojos, de habitual risueños, mostraban un odio profundo e incontenible. Marcos, temiendo su reacción, la tomó del brazo y la sacó discretamente al callejón y al frío de la noche.

Una vez a solas trató de calmarla, como había tenido que hacer tantas veces en los últimos tiempos. Le acarició el pelo con dulzura, la abrazó tiernamente dedicándole palabras que más bien parecían una letanía sanadora y sintió, en lo más profundo, que una parte del dolor de Gloria era suyo también. La situación se presentaba complicada y él no podía hacer nada al respecto: su lealtad estaba dividida entre el amor que sentía por su hermana y la camaradería que le unía a Tonio, un hombre que era mucho más que un socio y que siempre se había portado bien con ellos. Además, ¿quién podía poner orden en los corazones ajenos? Por más inconveniente que resultara a los intereses de Gloria, lo cierto es que su amigo siempre había pertenecido a otra mujer.

Repentinamente ella pareció recuperarse. Se deshizo del abrazo de Marcos, se recompuso el maquillaje tras las lágrimas y le aseguró que estaba bien, que solo había sido una pataleta infantil que no se repetiría. Lo dijo con tal convicción, mirándole fijamente a los ojos, que él la creyó.

En realidad sí que se encontraba mejor, había tomado una decisión: castigaría el desprecio que había sufrido hiriendo a Tonio donde más le dolía, en el corazón de Malena.
  
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La noche estaba transcurriendo sin incidentes y la fiesta, tal y como todos habían augurado, estaba resultando un éxito. La afluencia de público era mucha, pero Gloria y Malena, enfundadas en sus respectivos trajes de noche color champán y rojo, respectivamente, sabían cómo hacer para que todo el mundo estuviera bien atendido y se sintiera especial. En realidad ellas, con su belleza y encanto, eran parte del propio atractivo de la fiesta. Anfitrionas perfectas, socias en los negocios y enemigas veladas en la vida real, una combinación explosiva que creaba una química muy particular.

La música de orquesta invitaba al baile tras las campanadas de media noche, recién estrenado el año, pero no todos encontraban aliciente en deslizarse con sus acompañantes sobre el brillante suelo al compás de la música. Había quien prefería comprobar qué tal suerte le deparaba el estreno del calendario y estaban ansiosos porque les avisaran para retirarse al reservado: una importante partida de cartas ilegal iba a tener lugar. 

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Gloria, ahora más relajada por efecto del burbujeante alcohol que circulaba por su sangre, estuvo esperando con paciencia y premeditación su momento. Este llegó cuando vio a Malena subir a la planta de arriba, probablemente para entrar a los baños privados del personal. La siguió y entró tras ella.

Charlaron amigablemente sobre asuntos concernientes a la fiesta mientras se retocaban el maquillaje y comprobaban que sus peinados siguieran intactos . Todo parecía ir bien hasta que la rubia sacó el tema del embarazo de Malena. Le dijo que había estado aguardando la ocasión para darle la enhorabuena como era debido y después, con una maliciosa sonrisa en los labios, le deseó que el bebé sacara lo más atractivo de sus dos padres. Ante el gesto extrañado de la futura madre, que no sabía exactamente a qué se refería, la otra aclaró: “como ese delicioso lunar que tiene Tonio en la ingle, por ejemplo”.

Después de haber escupido su veneno Gloria salió del baño con paso apresurado y el corazón satisfecho por primera vez en meses. Se sentía realmente bien.

Julia C.

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Código 1601246323060
Fecha 24-ene-2016 10:50 UTC
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