Tras
consultar mi agenda compruebo que es el turno de Frida, la adorable y risueña
Frida. A las ocho en la esquina del centro comercial. Añado una señal en forma
de “V” junto a su nombre. Allí estaré, puntual como corresponde a un caballero…
Tras la ducha
con agua que no me moja y jabón que jamás consigo que haga burbujas, completo mi
aseo obsequiándome un concienzudo afeitado. Yo no tengo barba, pero me gusta el
ritual de pasar la suave brocha embadurnada de espuma por mi cara; y luego la
navaja, claro. Me ha costado aprender a manejarla sin contratiempos, pero ahora
que he adquirido la destreza suficiente disfruto usándola. Tampoco puede faltar
un vigorizante masaje con aftershave, ¡qué gran descubrimiento! No puedo
olerlo, anosmia le llaman, pero lo uso de todas formas porque a ellas las
vuelve locas. Es algo relacionado con la química entre la fragancia del
producto y mi propio olor corporal, que por supuesto tampoco percibo. Daisy se
esforzó por describirlo y acabó catalogándolo de “sencillamente embriagador”.
Muy gráfico, me quedó bastante claro.
Me miro al
espejo y no puedo evitar pensar que he hecho un buen trabajo. Todo lo que sé lo
he aprendido yo solo, observándoles atento y callado. No creo que sea bueno
llamar su atención y no entiendo por qué gustan de aparatosas apariciones
algunos de mis compañeros.
Es el
turno de poner orden en mi cabello. Tengo la sensación de que se ha ensortijado
notablemente desde que estoy aquí, y aunque Nancy lo encuentra adorable, yo
creo que es un efecto secundario muy molesto. Suerte que he descubierto la
gomina, un invento formidable. Lo peino hacia atrás repetidamente hasta que queda
perfecto, cada mechón en su lugar.
La ropa
está sobre la cama, perfectamente planchada y almidonada; los zapatos junto a
la mesilla, lustrados como espejos. Reconozco que son tareas, la de planchar y
limpiar el calzado, que no me gustan nada, pero he convencido a Rose para que
hagamos un pequeño trueque de favores. Es muy habilidosa y a mí no me cuesta
nada complacerla. Para eso estoy aquí.
Mientras
me visto, seguro de mí, pienso en los tiempos en que, recién llegado, me
encontraba desorientado y perdido. Lo cierto es que no tenía ni idea de a qué
me dedicaría o cómo saldría adelante para llevar a cabo mi cometido de “integración en el entorno con eficacia y puesta
en práctica de potenciales propios de cada alumno”. Así decía exactamente
el rimbombante enunciado para la prueba. Lo que sí sabía es que quería
superarla a toda costa y obtener mi título.
Lo pasé
mal probando toda clase de empleos, por encima y por debajo de mis conocimientos,
pero al parecer despertaba un rechazo inexplicable entre mis compañeros y
siempre acababa envuelto en alguna bronca, con el consiguiente despido. Para mi
frustración en ninguno duré más de una semana. Ahora sé que se trataba
nuevamente de un asunto de química: su testosterona y mis hormonas alienígenas
son incompatibles.
Fueron momentos
duros, me sentí muy desesperanzado, pero un tiempo después pude comprobar que
ese rechazo se convertía en atracción irresistible en el caso de ellas. Estaba
claro que si pulía algunas habilidades innatas en mí y aprendía unas cuantas
cosas sobre sus gustos, podía jugar esa baza para lograr mi objetivo académico.
¡¡Yo había llegado a este planeta para regalar amor!! Dentro de unas semanas
nos darán las calificaciones, pero mi tutor me asegura que lo estoy haciendo
muy bien.
Un último
vistazo al espejo, ya estoy listo. Me marcho. Mi cita de las ocho está
esperando y estoy deseando “integrarme” con ella.
Julia C.
Código 1604077169814
Fecha 07-abr-2016 8:31 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Código 1604077169814
Fecha 07-abr-2016 8:31 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Muy, muy bueno! Primero pensé que era un robot, luego algún tipo de replicante, luego me percaté que era un alienígena. Es genial que cuando el personaje usa la palabra alienígena, ya debería de ser bien obvio que lo es entonces resulta de lo más natural.
ResponderEliminarAparte, esas descripciones "perfeccionistas" del personaje son mayormente esperables en gigolos, alienígenas o psicópatas. ¡Espero que no se cumpla la tercera!