Lo prometido es deuda y en esta entrega de “Los refranes de tu vida”
viajamos de nuevo al otro lado del charco acompañados de una guía de excepción.
Se trata de Idalia Harolina (un nombre que a mí particularmente ya me suena a
música y a correr de agua, quizás porque tengo el privilegio de conocerla y es
lo que ella misma me sugiere), también conocida como I. Harolina Payano T. por estos lares de Google. Ella vive en Santo
Domingo, República Dominicana, pero es una persona tan cercana y entrañable que
es capaz de hacer desaparecer cualquier distancia física y hacerte sentir su
cálida presencia como si de la mejor de tus amigas se tratara.
Igual que su nombre resulta muy sugerente para mí, así también el blog
que administra y que lleva por nombre “Acércate, comparte y fluye”. Reconozco que no soy muy aficionada a blogs que traten
sobre reflexiones, y no es que no me gusten, sino que por falta de tiempo debo
seleccionar y prefiero, en general, los de relatos y reseñas. Pues bien, el
blog de Harolina, junto con algún otro, constituye la excepción a la regla.
Sus posts, en la mayoría de las ocasiones, son como una escapada a un
lugar que no existe en ningún mapa y en el que me encuentro invariablemente
conmigo misma. Ella, respetuosa con todas las creencias y religiones, tiene su
propia filosofía de la vida y me atrevería a decir que también un gran caudal
de sabiduría que vuelca en sus letras. Cualquier suceso cotidiano, bajo su
particular manera de ver el mundo, puede ser excusa para que ella destile unas
gotas preciosas de reflexión y nos muestre caminos y perspectivas diferentes.
Para mí sus letras suelen ser como un bálsamo de vida, un remanso de paz, de
ahí que esté totalmente enganchada.
Yo os recomiendo que la conozcáis por vosotros mismos (os he dejado
enlaces a su perfil de Google y su blog) y que saquéis vuestras propias
conclusiones, pero de todas formas añadiré que además de sabia ella es una
mujer con un gran sentido del humor y vitalidad a raudales, generosa (como lo
demuestra el haberse prestado a participar desinteresadamente en esta sección),
de fuertes convicciones, muy espiritual, libre en el más amplio sentido de la
palabra, intuitiva en extremo y muy buena compañera. Resumiendo, un lujo de
persona y una gran bloguera.
Gracias querida Harolina por aportar tu granito de arena a esta causa
de enriquecernos con la sabiduría popular de los refranes de cualquier parte
del mundo. Es un placer y un honor poder compartir hoy con todos los lectores
tu contribución.
MIS APORTES REFRANEROS. Para Julia C.
Quiero contribuir con la novedosa página de
Julia, aportando algunos refranes de mi infancia y de toda la vida, recibidos
de boca en boca, especialmente de mi adorada e inolvidable madre, que por
cierto era muy refranera.
Y el tiempo que
se va, no vuelve.
Entre esos famosos refranes recuerdo
especialmente algunos muy utilizados por ella y muy frecuentes a la hora de
aconsejarnos: “El que anda con cojo, al
tiempo cojea”, refiriéndose a las malas compañías; o el siguiente: “Hijo de
gato, caza ratón”, refiriéndose a la reputación de los padres de algunos
allegados, muy parecido al que reza así:
”De tal palo, tal astilla”, a veces añadía la siguiente frase: ”Quién sabe qué pata puso ese huevo”. Sin
dudas eran métodos protectores de crianza muy didácticos que ahora es muy
probable que resulten discriminatorios, ja, ja.
Otro
refrán muy conocido por estos patios caribeños es el siguiente: “A mal tiempo, buena cara”, creo que en
parte por eso es que los dominicanos tenemos la costumbre de hacer humor de las
peores tragedias que nos ocurren; eso nos ha servido para desarrollar esa
característica tan nuestra de ser muy campechanos y ocurrentes.
Un refrán que considero muy aleccionador y con
mucha sapiencia es el siguiente: “De
cualquier yagua vieja, sale tremendo alacrán”, nos invita a no subestimar a
nadie y a no hacer conjeturas.
Los refranes los oímos siempre por todos lados
incluso hasta con connotaciones religiosas, como este: “Donde Dios no puso, no puede haber”, que va de la mano con el
siguiente: “Aunque el mono se vista de
seda, mono se queda’, su significado está bastante claro.
Siguiendo la corriente de Dios, tenemos este
otro: “A quien Dios no le da hijos, el
diablo le da sobrinos”, (y qué sobrinos, ja, ja), muy popular por estos
predios y muy veraz.
Y hablando del diablo existe un viejo refrán que
se presta para debate y dice así: “Más
sabe el diablo por viejo, que por diablo”. Habrá quienes piensen diferente,
pues hay viejos muy inmaduros y desconocedores, pero en el fondo, como dice una
famosa frase, “La experiencia no se
improvisa”.
En nuestro folklore tenemos refranes tan famosos
como estos:
”Burro no
come bizcochitos”, que se refiere a menospreciar la valía de alguien y
resulta algo despectivo.
“En boca
cerrada no entran moscas”, que nos convida
a hablar lo necesario.
“Barco grande,
ande o no ande”, algo muy
característico del dominicano es ser
bultero, así que nos va como anillo al dedo, ja, ja.
Y “Amor de
lejos, amor de pendejos”, sin comentarios, ja, ja.
Finalizo esta entretenida colaboración con el
siguiente refrán y expresión universal que usé para felicitar a Julia por su
iniciativa: “El que a buen árbol se
arrima, buena sombra le cobija”.
Gracias de corazón amiga por ser ese buen árbol y
permitirnos arrimarnos a tus “Palabras y Latidos” y disfrutar de su grandiosa y
esplendorosa sombra.
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